Calle 6 N° 554, La Plata, Buenos Aires, Argentina

Fortines, campo y tranquilidad en Carlos Casares

Esta ciudad se destaca como una región agrícola ganadera del noroeste de la provincia de Buenos Aires, donde surcos y caminos de tierra abren el paso hacia el progreso y se combinan con una ruta turística que conduce hacia el descanso asentando este lugar como un destino tranquilo y seguro.

Carlos Casares, que lleva el nombre de un ex gobernador de la provincia, fue creado por ley del 8 de enero de 1907 con tierras que se tomaron de los partidos Nueve de Julio y Pehuajó.

Allí se realiza desde 1963 la tradicional Fiesta Nacional del Girasol, celebración que se extiende durante varias noches y recibe un multitudinario público para participar de la bendición de la semilla, la presentación de las postulantes a reinas del partido, la “Noche de luna”, las ferias de artesanos y productores, y los diferentes espectáculos artísticos.

Casares se encuentra en una zona de fortines, conocida como “Frontera Oeste de Buenos Aires”, rememorando anualmente diferentes enfrentamientos históricos entre indios y militares. Se trata de una de las costumbres más sobresalientes de la localidad, incorporada a la propuesta turística bajo el nombre de “Huellas de Fortines” y consistente en una travesía de 100 kilómetros a caballo o en carruaje con el acompañamiento de relatos que ilustran atrapantes epopeyas de otros tiempos, como una manera de homenajear a todos los hombres que, en defensa de sus derechos e ideales, lucharon y murieron en esta tierra.

Atrapando a los visitantes que disfrutan del ambiente acuático a través de la pesca deportiva, la Laguna del Val es una excelente opción en el partido de Carlos Casares. Paisajes únicos que desbordan la belleza que les brinda la naturaleza, acompañan al pescador en esta actividad silenciosa de arrojar los anzuelos esperando el ansiado pique.

Una fauna íctica rica en cantidad y variedad promete “excelentes capturas” en este destino bonaerense que además posibilita la práctica de esta disciplina en diferentes modalidades: apostándose entre los juncales de la costa con las cañas, o internándose en el cristalino espejo de agua con una embarcación, la experiencia resultará igual de emocionante.

Así se presenta Carlos Casares, como un punto a descubrir en el extenso territorio de Buenos Aires, máxime para el turista que añora una escapada tranquila y segura impregnada de pasado, acondicionada para el disfrute del presente y siempre proyectada hacia el futuro.