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Pulperías llenas de tradición

Los almacenes de ramos generales y pulperías fueron históricamente lugares de encuentro para viajeros y pobladores de las localidades rurales argentinas.

Hasta finales del siglo XIX, eran el eje de la vida social para la gente de campo. En estos ranchos de paredes de adobe, techo de paja y piso de tierra apisonada o ladrillo, los parroquianos y viajeros compraban provisiones, se relacionaban y timbeaban en sus ratos libres.

Sus edificaciones son testigos de historias y relatos que fueron recuperadas a partir del desarrollo del turismo. Hoy sus amplios espacios, rodeados de naturaleza, tranquilidad y cercanía, proponen una alternativa perfecta para una escapada de fin de semana o para ir y volver en el día.

Paredes de ladrillo, mostradores de madera y estanterías hasta el techo, son algunas de las características tradicionales de estos lugares tan llenos de historia.

Algunos ejemplos que aún hoy se mantienen en pie son la Pulpería Cultural La Federal, en Campana, donde se atesoran objetos de valor histórico como un fonógrafo de la década del 20 que aún funciona, botellas de leche y aperitivos, sifones de Francia e Inglaterra, jarras pingüino y una heladera de madera. Actualmente, las payadas y el folclore en vivo acompañan la típica gastronomía criolla a la hora de la cena.

El Almacén Museo El Recreo, en Chivilcoy, por su parte, fue abierto en 1882 y desde entonces supo brindar comida y entretenimiento a sus habituales parroquianos, gente del pueblo y de las estancias cercanas. Actualmente pueden encontrarse propagandas comerciales de mediados del Siglo XIX, piezas típicas de bar de campo, como ceniceros, botellas de otros tiempos de las más diversas marcas, marquillas de cigarrillos, cajas de fósforos, registros de las fondas, faroles, herramientas y otras curiosidades.

El almacén de ramos generales El 13 está situado en el pueblo Gouin, en Carmen De Areco. Su nombre se debe a la fecha de su fundación: el 13 de marzo de 1915. En sus antiguas paredes se conserva el recuerdo de las reuniones sociales del pueblo, ya que allí funcionaba el único surtidor de nafta del lugar y se podía comprar todo tipo de elementos para el campo: desde ruedas de carros hasta sulkys y jardineras. El almacén dejó de funcionar pero se realizan visitas organizadas por la familia fundadora.

En General Belgrano se levanta El Almacén, una casona que atesora momentos de la historia local. Allí en 1907 funcionó el café y bar “Buen gusto”, que tenía el primer biógrafo (cine) que atrajo el interés de los habitantes de este incipiente pueblo. El almacén está decorado con vitreaux, utensilios de tiendas de ramos generales y antiguos carteles que, junto con los muebles de madera y la comida casera, le dan un clima cálido y familiar.

En San Antonio de Areco se encuentra el Museo de las Pulperías, en el edificio restaurado de la antigua pulpería La Blanqueada, que tiene más de 150 años. Ricardo Güiraldes eligió ese mismo lugar para que su personaje Don Segundo Sombra se encontrara con Fabio Cáceres, ya que por los bares de la zona andaba seguido don Segundo Ramírez, el gaucho que inspiró al escritor.

En la misma localidad también se puede visitar el Boliche de Bessonart, una esquina de dos pisos de paredes descascaradas y más de 200 años de historia. Una característica del lugar es que sirven el Fernet con Pepsi, generalmente acompañado por unas jugosas empanadas o una picada criolla con queso de campo.

“La Pulpería de Cacho di Catarina”, en Mercedes, es leyenda por considerarse la última pulpería atendida por el último pulpero. Actualmente en manos de la familia de su fundador, atesora el acta de captura de Juan Moreira y los recuerdos de las escenas que allí se filmaron de la película Don Segundo Sombra.

En los alrededores de Mercedes, Luján y San Andrés de Giles se pueden encontrar otras pulperías como la Trattoria Ravello, La Vieja Esquina, el almacén-bar Laurino, Vinilo, Lo de Curly y el bodegón Don Oveja, todos establecimientos que forman parte de ese sabroso recorrido conocido como “Camino de los bodegones”.

Otras reconocidas pulperías son el Almacén de Mongiardini en Lobos; San Francisco, La Paz y La Paz Chica en Roque Pérez; Siempre Viva y El Palenque en Cañuelas.

A lo largo y ancho de la provincia de Buenos Aires quedan todavía más pulperías y almacenes de ramos generales que aún hoy continúan abiertos o que se han transformado en museos y son opciones muy visitadas por quienes quieren conocer las tradiciones de la vida de campo de muchos años atrás y disfrutar de la tranquilidad de sus pueblos.